- Hilda Cristo Núñez López
Nos curamos aceptando los milagros en nuestra mente, ya que ésta sana cuando le permitimos al Amor perfecto o Expiación que pueble nuestra mente enferma o falta de amor, con el recuerdo de que Somos sólo Amor.
Usar otros medios para curar es hacer magia y es lo que no tiene sentido salvo en los casos en los que la mente se ha cerrado tanto al milagro por haberse identificado totalmente con el cuerpo enfermo y estar en un estado de confusión tal que temporalmente es mejor, para no seguir incrementado el miedo, recurrir temporalmente a atribuirle a la materia poderes que realmente no tiene.
El milagro siempre estará en función del que lo recibe, pues es el que necesita la curación por no ser consciente de que ya lo tiene todo y el milagro es un pensamiento que le llevará a la mente dicho recuerdo en un lenguaje que pueda entender en dicho momento.
Somos el santo Hijo De Dios Mismo, pero nosotros, la mente, al querer crear falsamente, creímos poder desalojar a Dios de nuestro altar, (el foco de atención de nuestra mente) fabricando así un armazón vacío, el cuerpo. Pero ahora podemos recuperar la cordura aceptando la Expiación para nosotros mismos en el altar de nuestra mente para así restaurarlo dedicándolo de nuevo a Dios y no más al ego.